Notas para leer en caso de incendio.








martes, 21 de febrero de 2017

Esquema


Pienso que fue lo mejor llamarte después de la lluvia
salirse del esquema a esta edad es como firmar
                                               la sentencia de muerte
                frente a tus viejos que ya te piden un nieto
y que (se) preguntan todo el tiempo
al igual que los padres de tus amigos
“¿Por qué les cuesta tanto querer?”

“Querer les cuesta tanto... ¿por qué?”
al igual que los padres de mis amigos
que se preguntan eso todo el tiempo
mis padres van al punto y me piden un nieto
o me sentencian
a sufrir que ellos se salgan de lo acordado a esta edad…
sigo pensando que lo mejor fue llamarte después de la lluvia.

Gabriel Segovia

Tempo (Insomnio V)

Descubrí que el tiempo juega con nosotros. Hace un “tiempo” que tengo la sensación de estar viviendo minutos que duran demasiado. Otras veces, una hora se pasa en quince minutos. El mundo no tiene tiempo, las cosas no tienen tiempo, el ser humano sí. Al menos eso es lo que ha tratado de medir la humanidad desde que el mundo es mundo, desde que el tiempo es… eso.  
                Extrañar – así, en infinitivo – se parece a  buscar tiempo al final del día. Cuando ya sabés que la jornada terminó y que no te queda más que descansar, para tratar de reconstruir todo más tarde. Lamentás no tener más tiempo para vivir. Y entonces el silencio se llena de pasado que se amontona en la pieza, y el techo se puebla de nombres, por la ventana los ruidos que se cuelan no son los de una ciudad que duerme, al contrario, todo el silencio te aturde y te habla de cosas que fueron, pero que no dejan de ser, porque las estás volviendo a vivir. Ahí solo. Lejos. Lejos de todo
                Extraño una canción que cuyo nombre nunca supe. Extraño al adolescente que escuchaba Soda Stereo en casa de un amigo al que hace años que no ve. Extraño a ese amigo, que bajaba las escaleras de su casa haciendo culopatín. Extraño reírme de mi amigo, reírme con él, y reírnos de la madre de mi amigo cuando se enojaba, porque bajábamos las escaleras de modo poco tradicional.
                La música es señal de que te estás poniendo viejo, y de que el tiempo pasa más rápido, o más lento, pero no deja de pasar. La música sigue ahí, joven, como la primera vez que oíste esa canción, pero vos no estás igual. Pero no importa: escucho ese tema y estoy en la base de la escalera, esperando que mi amigo se largue desde arriba, mientras suena Soda.
                Luis, mi amigo, viene en picada, los escalones tiemblan, ya no tiene seis años, los barrotes, que él usa como freno, entrelazando sus dedos para que el descenso no termine en tragedia, crujen y quedan vibrando a su paso. Ya no tenés seis!, le grita la mamá, desde el living. Tenía catorce, ahora debe tener más del doble de edad de la última vez que se tiró escaleras abajo. Lo espero abajo, y vamos a la cocina a prepararnos algo para comer.

                Soñar es la única manera de no estar atado el tiempo. 

Nicolás G. Enrique